26.11.06

Una historia

19.10 Valparaíso llevaba abierto 10 minutos y vienen dos señoras mayores. Esto me hace pensar varias cosas. Que luego van al teatro y que quieren cenar antes. Que son chilenas y quieren empanaditas sin esperar más.... hablan un francés con acento británico. Me dicen que conocen a la dueña y casi sin hacerme caso se dirigen hacia ella. Raquel, que tiene una virtud para retener los timbres de la voz, escasea en habilidades para los rostros y hasta pasados 7 u 8 segundos... no la reconoce. Las primeras palabras: ça va? Respuesta de una de las señoras que acababan de llegar: non, ça va pas. (Qué tal? Pues no bien). La mujer continúa todo seguido, como quien recita un padrenuestro: acabo de perder a mi marido y vengo a tomarme un pisco souer a su salud. Yo, que estaba de pie en medio de la conversación, veo que se le encharcan los ojos y me voy para la barra dándome la media vuelta.

Raquel me cuenta la historia después. Ella, inglesa, llevaba toda la vida junto a su marido, chileno. Los últimos tiempos de su vida, el hombre estuvo enfermo, pero no dudaba por pasar por el restaurante para tomar unos piscos souer, un coctel típico chileno. La mujer volvía para hacerle un homenaje. Tomó unas empanadas chilenas, un pastel de choclo, un vinito Undurruaga y como no, un pisco souer. A su salud